Receta de rosquillas de anís caseras y riquísimas
Ingredientes para alrededor de 35 unidades
- 400 g de harina de trigo de repostería.
- 3 huevos L.
- 80 g de azúcar blanco.
- 60 ml de leche.
- 40 ml de licor de anís o del licor que prefieras.
- 40 g de mantequilla sin sal.
- 16 g (1 sobre) de polvos de hornear, también llamado impulsor químico.
- Ralladura de la piel de 1/2 naranja.
- Ralladura de la piel de 1/2 limón.
- Azúcar glas para decorar.
- Abundante aceite para freír.
Es una receta bastante sencilla ya que apenas hay que amasar y si seguís el paso a paso os van a quedar fantásticas, con ese particular sabor a anís (o a cualquier otro licor que queráis echarles) y el aroma de las ralladuras de los cítricos.
Preparación, cómo hacer rosquillas de anís
- Pon la mantequilla en un recipiente apto para microondas y derrítela en el microondas. Prueba con 30 segundos y sácala cuando aún quede un poco de parte sólida porque al sacarla y moverla un poco terminará de derretirse y así evitarás que pueda salpicar en el microondas.
- Lava bien la naranja y el limón y ralla la mitad de la piel de cada uno con un buen rallador.
- Pon en un bol los huevos con el azúcar y bátelos con unas varillas, ya sean manuales o eléctricas, hasta que espumen, es decir, que la mezcla se llene de aire, crezca de volumen y su color se vuelva amarillento.
- Añade al bol la leche, el anís, las ralladuras y la mantequilla (no deberá estar muy caliente sino tibia) y mezcla de nuevo con las varillas durante unos segundos.
- Coloca un colador encima del bol y echa encima de él la harina y el impulsor químico para tamizarlos, es decir, para que al ir golpeando el colador vayan cayendo al bol sin grumos ni apelmazamientos.
- Mezcla de nuevo todos los ingredientes juntos, primero con una cuchara y después con tus propias manos hasta conseguir una masa homogénea. Dale forma redonda, déjala en el bol, tápalo con papel film (o con un sencillo gorro de ducha de los de usar y tirar aunque en este caso lo reutilizaremos, muy útil para las recetas con masas y reposo!) y déjala reposar en la nevera durante 2 horas.
- Saca la masa de la nevera y amásala un poco.
- Ahora ve cogiendo trocitos de masa de igual tamaño. A mi me encanta hacer estas cosas muy exactas así que he ido pesando trozos de masa de unos 25 g para que salieran todos iguales.
- Haz bolitas con esos trozos y a continuación estíralas en forma de rulo. Si se te pega un poco la masa a los dedos puedes untarte las manos con un poco de aceite para facilitar la tarea.
- Después une los extremos de los rulos de forma que queden bien sellados y estíralos más o menos para dejarle un centro a las rosquillas más o menos apretado, como prefieras.
- En una sartén honda o cazo echa abundante aceite, pon el fuego fuerte y cuando el aceite esté bien caliente (sin que llegue a humear), ya lo tienes listo para freír las rosquillas. Si tienes un termómetro de cocina podrás medir la temperatura del aceite y empezar a freír cuando llegue a 170ºC, y si no siempre puedes echar ese trocito de masa que siempre sobra, si se quema rápidamente es que está muy fuerte el aceite y si burbujea poco es que le falta un poco de temperatura.
- Cuando tengas el aceite preparado ve echando en él tandas de rosquillas, yo he ido poniendo 6 o 7 a la vez de forma que todas tengan espacio y no estén unas encima de otras.
- Ve levantando alguna de vez en cuando para comprobar si están doradas (suelen tardar entre 1 minuto y medio y 2 minutos), y en ese momento dales la vuelta.
- Conforme estén listas sácalas con una espumadera y déjalas en un plato con papel de horno para que absorba el exceso de aceite. Sigue con el resto de tandas y si lo necesitas utiliza más platos con papel de horno para no tener que poner las rosquillas unas encima de otras.
- Espera unos minutos a que se enfríen las rosquillas (aunque es una delicia ir probando alguna casi recién hecha) y espolvorea por encima azúcar glas. La mejor forma de hacerlo es poniendo una cucharada de azúcar glas en un pequeño colador e ir golpeándolo encima de las rosquillas para que les caiga una lluvia de azúcar homogénea y fina.
Tiempo: 3 horas (pero no te asustes, ahí incluyo 2 horas de reposo)
Sirve y degusta
A mi me encanta comerme algunas casi recién hechas aunque ya frías también están buenísimas. Si te sobran puedes guardarlas en un recipiente cerrado y se irán secando conforme pasen los días, así que una buena opción para tomarlas cuando no están tan esponjosas como recién hechas es remojarlas en leche caliente o chocolate a la taza.
Deliciosas, esponjosas y con ese sabor a anís tan particular, son un dulce de auténtico… ¡escándalo!
Variaciones
Puedes aromatizarlas como prefieras, añadiendo o sustituyendo algunos de los ingredientes que yo he utilizado, por ejemplo cambiando el tipo de licor, añadiendo canela en polvo, las semillas de una vaina de vainilla o incluso sustituir un poco del licor por aroma de azahar (con una cucharada sopera sería suficiente).
Puedes darles el tamaño que prefieras ya que quedan geniales pequeñitas como las mías o más grandes como si fueran un donut.
Consejos
Si la masa está pegajosa cuando la estás amasando después de añadir la harina, déjala reposar 5 o 10 minutos e inténtalo de nuevo, y así hasta que la masa sea bastante manejable. El hecho de que tenga esta textura es lo ideal para que después queden esponjosas.