La gran variedad existente en el mercado de pescados y mariscos, tanto frescos como congelados o conservados en salazones, aceites o escabeches, hace que la oferta gastronómica procedente del mar sea increíblemente extensa.
Con las técnicas adecuadas, se pueden consumir platos de pescado tanto frescos como congelados sin perder calidad ni jugosidad. Al horno se pueden preparar infinidad de pescados, como la dorada al horno o a la sal, la lubina al horno, la trucha o los lomos de bacalao. Una buena guarnición y controlar el tiempo de cocción es lo que necesitas.
El marisco, con permiso de las gambas a la plancha o los calamares encebollados, se presta más a ser cocido en su propio jugo, que en ocasiones se aromatiza con hierbas o cítricos. Berberechos al vapor, almejas a la marinera o en salsa verde, o mejillones al vapor son las recetas más clásicas con esta técnica de cocina aplicada a los mariscos. Por supuesto también aderezan guisos deliciosos como las fabes con almejas o la merluza en salsa verde, y son auténticas joyas de la gastronomía como el pulpo a la gallega.
Los pescados frescos son sin duda un bocado exquisito, y en ocasiones tan tan fresco que (con permiso y cuidado del anisaquis), se degustan incluso crudos como en el caso del internacional sushi. Otras formas de comerlo casi crudo en vinagre, como los boquerones, o ahumado o marinado, como suele ser habitual en el caso del salmón, con el cual se elaboran deliciosos canapés, tapas, ensaladillas y por supuesto el exquisito tartar de salmón (también se preparan de atún).
Toma nota y comienza a elaborar estas recetas de pescados y mariscos de… ¡escándalo!